Al próximo que hable de despedidas o de cosas que se acaban.
Al que nombre a la incertidumbre o a la inquietud.
Al que mencione el dónde, el cuándo, el quién o el qué.
Al que se queje por lo que pudo ser y llore por lo que no fue.
Al que intente hacerme recapacitar, analizar, pensar, recordar...
Al que se atreva a planificarme algo más allá de hoy.
Al siguiente que mencione al destino, al futuro o la puta madre de éste.
A cualquiera que se le ocurra hacer algo de esto, me lo cargo.
Porque no tiene por qué ser un final, puede(debe) ser un comienzo.